En una predicación que escuché hace poco, me llamó la atención este versículo:
(Rom 11:32) Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Qué interesante versículo! Tiene contenida una verdad entrañable, y una respuesta a una pregunta muy común en el hombre de hoy.
Dios ha permitido que todos los hombre sigan la oscuridad, sean desobedientes, vivan en pecado y contaminen su creación con su vileza, toda la maldad que vemos en este mundo... Dios lo permite, para tener misericordia de cada hombre.
¡Qué distinto se ve el siguiente versículo, a la luz del anterior!:
(2Pe 3:9) El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Dios quiere mostrar su gran amor, su inimaginable gracia, su portentosa misericordia, a cada hombre, y el hombre solo puede apreciar en gratitud esa misericoridia, al reconocer su estado vil, menospreciable y malo delante de Dios por su desobediencia.
Y tú, ¿ya fuiste salvo? ¿Dios ya te salvó por tu gracia y tu misericordia? ¿Has nacido de nuevo? ¿Te ha cambiado Dios a una persona que lo ama a El, y vive agradecido por su misericordia, porque te perdonó a través de Jesucristo, a pesar de tu desobediencia?
(Rom 11:32) Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Qué interesante versículo! Tiene contenida una verdad entrañable, y una respuesta a una pregunta muy común en el hombre de hoy.
Dios ha permitido que todos los hombre sigan la oscuridad, sean desobedientes, vivan en pecado y contaminen su creación con su vileza, toda la maldad que vemos en este mundo... Dios lo permite, para tener misericordia de cada hombre.
¡Qué distinto se ve el siguiente versículo, a la luz del anterior!:
(2Pe 3:9) El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Dios quiere mostrar su gran amor, su inimaginable gracia, su portentosa misericordia, a cada hombre, y el hombre solo puede apreciar en gratitud esa misericoridia, al reconocer su estado vil, menospreciable y malo delante de Dios por su desobediencia.
Y tú, ¿ya fuiste salvo? ¿Dios ya te salvó por tu gracia y tu misericordia? ¿Has nacido de nuevo? ¿Te ha cambiado Dios a una persona que lo ama a El, y vive agradecido por su misericordia, porque te perdonó a través de Jesucristo, a pesar de tu desobediencia?
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