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Mostrando las entradas de septiembre, 2009

Madres trabajadoras = niños menos sanos

El día de hoy leí este artículo: http://salud.latam.msn.com/articulo_bbc.aspx?cp-documentid=21980098 Hicieron un estudio en el Reino Unido, donde trataron de estudiar los hábitos alimenticios de los niños, dependiendo si su madre trabajaba o estaba en casa. ¿Los resultados? Pues son obvios: Los niños cuyas madres estaban fuera trabajando, tienen más probabilidad de comer alimentos chatarra y bebidas azucaradas, comen menos fruta, y pasan más tiempo en la televisión o los videojuegos Los hijos de las madres que se quedaban en casa, tenían el comportamiento contrario (comen más sanamente y pasan menos tiempo detrás del televisor) Es curioso, pero al mismo tiempo es muy obvio. En el modelo de Dios para la familia, en la que el hombre sale a trabajar, y la madre queda en casa al cuidado de los niños, todo queda en su lugar. El niño requiere constante supervisión y estar bajo disciplina, esta no viene por arte de magia, por eso es necesario que las madres estén con ellos, los guien, los ins

Dios permite tu desobediencia ... para tener misericordia de ti

En una predicación que escuché hace poco, me llamó la atención este versículo: (Rom 11:32) Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Qué interesante versículo! Tiene contenida una verdad entrañable, y una respuesta a una pregunta muy común en el hombre de hoy. Dios ha permitido que todos los hombre sigan la oscuridad, sean desobedientes, vivan en pecado y contaminen su creación con su vileza, toda la maldad que vemos en este mundo... Dios lo permite, para tener misericordia de cada hombre. ¡Qué distinto se ve el siguiente versículo, a la luz del anterior!: (2Pe 3:9) El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Dios quiere mostrar su gran amor, su inimaginable gracia, su portentosa misericordia, a cada hombre, y el hombre solo puede apreciar en gratitud esa misericoridia, al reconocer su estado vil, menosprec